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¿Qué es la corrección de color o Grading?

El color grading es el proceso de ajustar el color y el contraste de una imagen o un vídeo para mejorar su calidad visual, crear un estilo artístico o transmitir una emoción. El color grading se puede hacer de forma manual o automática, utilizando programas informáticos o dispositivos electrónicos. La corrección de color se aplica tanto en la producción cinematográfica como en la fotografía, la televisión, los videojuegos y otros medios visuales.
 
El edición de color tiene varios objetivos, como corregir defectos de iluminación, igualar colores y tonos entre diferentes tomas, resaltar elementos importantes de la escena, crear atmósferas o ambietes, generar sensaciones en el espectador o diferenciar géneros o épocas. El color grading también puede servir para ocultar o disimular efectos especiales, maquillaje, prótesis o dobles de acción.

El proceso de color grading se realiza mediante el uso de herramientas como curvas, niveles, histogramas, vectorscopios, monitores de forma de onda o ruedas de color. Estas herramientas permiten modificar parámetros como el brillo, el contraste, la saturación, la temperatura, el tinte, la exposición, el gamma o el balance de blancos. El color grading también puede implicar el uso de filtros, máscaras, capas, modos de fusión o correcciones selectivas para alterar solo una parte de la imagen o el vídeo.

El color grading es una técnica creativa que requiere conocimientos técnicos avanzados y artísticos. El color grading puede cambiar por completo el aspecto y el significado de una obra visual, por lo que es importante tener en cuenta la intención del autor, el género, el público y el contexto. El color grading también debe ser coherente y consistente a lo largo de toda la obra, para evitar distracciones o confusiones en el espectador.
 

¿Qué es un monitor para corrección de color o Grading? 

Los monitores para corrección de color o Grading se utilizan para ajustar color, contraste y el resto de parámetros de las imágenes procedentes de capturas fotográficas y de cine o videos, con el fin de lograr una apariencia óptima y coherente en diferentes medios y pantallas. Un monitor de Grading debe tener ciertas características que lo diferencien de un monitor convencional, como por ejemplo:
 
  • Panel OLED o LCD IPS, que ofrezcan mejores ángulos de visión, mayor fidelidad de color y mayor rango dinámico (HDR).
  • Soporte de color amplio, que cubra al menos el espacio de color Adobe RGB, y preferiblemente también el DCI-P3 y el Rec.2020, que son los estándares utilizados en el cine digital y la televisión de alta definición.
  • Calibración precisa y regular, que asegure que los colores se muestren de forma consistente y acorde a las normas aplicadas por los profesionales.
  • Resolución adecuada al tipo de contenido que se va a graduar, que puede variar desde el Full HD (1920x1080) hasta 4K (3840x2160) o incluso 8K (7680x4320).
  
El monitor de edición de color o Grading es una herramienta esencial para los profesionales del cine, el video y la fotografía, ya que les permite mejorar la calidad visual de sus proyectos y adaptarlos a las exigencias del mercado y del público.
 
 

¿Qué es la densidad de píxeles?

La densidad de píxeles de un monitor es una medida que indica el número de píxeles que hay en una pulgada lineal de la pantalla. Se expresa en píxeles por pulgada (ppi) o puntos por pulgada (dpi). La densidad de píxeles determina la nitidez y el nivel de detalle que se puede apreciar en el monitor. A mayor densidad de píxeles, mayor resolución y calidad de imagen.
 
La densidad de píxeles depende del tamaño y la resolución del monitor. El tamaño se mide en pulgadas diagonales y la resolución en píxeles horizontales por verticales. Por ejemplo, un monitor de 24 pulgadas con una resolución de 1920x1080 píxeles tiene una densidad de píxeles de 91,79 ppi. Para calcular la densidad de píxeles se puede usar la siguiente fórmula:
 
Densidad de píxeles (ppi) = √(píxeles horizontales² + píxeles verticales²) / tamaño (pulgadas)
 
La densidad de píxeles es un factor importante a la hora de elegir un monitor, ya que influye en la experiencia visual del usuario. Un monitor con una alta densidad de píxeles ofrece una imagen más nítida, definida y realista, lo que puede mejorar el rendimiento en tareas como el diseño gráfico, la edición de fotos o el gaming. Sin embargo, también hay que tener en cuenta otros aspectos como el brillo, el contraste, el ángulo de visión, el tiempo de respuesta o la frecuencia de refresco del monitor.
 
 
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